La pandemia no atrasó a los niños. Los cambió.
“Estoy observando un retroceso notable [durante la pandemia de Covid-19], superior a lo que suele considerarse adecuado en términos de desarrollo. Hemos visto a niños que han dado marcha atrás en el uso del lenguaje propio de los bebés y que necesitan más ayuda de lo que es normal en esa edad en sus rutinas diarias, como dormir o ir al baño. Les puede ser muy difícil enfrentarse a sentimientos complejos y manifestarlos, así que estamos viendo rabietas en niños más pequeños […]” –Nancy Close, Doctora y Profesora Adjunta en el Centro de estudios infantiles de la Facultad de Medicina de Yale.
Partiendo de este extracto de una entrevista, se organizó esta semana una reunión para padres en un centro de educación preescolar. (No les voy a contar el detalle de lo que se nos dijo a los papás. Solo les voy a confesar que el grado de indignación con lo que estaba presenciando como mamá asistente, y profesional de la Salud Mental con estudios en desarrollo infantil y en psicopedagogía, hicieron cortocircuito y lo que salió en ese Zoom puede haber sido una Karen -not my best moment-).
Retrocesos notables
Las tablas y curvas de desarrollo son promedios. Las evaluaciones de desarrollo comparan el desempeño del niño al momento de la examinación (como una foto), con otros niños en su misma edad y en condiciones similares (de su mismo país, por ejemplo). Estar en la parte del centro de la curva es lo promedio. Pero estar hacia los extremos no es en sí solo, “algo”. Son una parte de la información, que, para ser útil, debe ser complementada con la información del contexto. En la entrevista original, en inglés, la cita de la Dra. Close dice: “superior a lo que suele considerarse adecuado, en tiempos normales“.
Ya hemos vuelto bastante a la normalidad, y ya no queremos pensar más en el Covid; queremos regresar a la vida normal. Pero lo que vivimos en esos primeros dos años no fue “normal”. Y lo natural, luego de ese evento traumático colectivo, es que salgamos cambiados.
La regresión es un mecanismo de defensa, no una malcriadez
Si estamos viendo regresiones e irritabilidad, es porque algo pasó. No, mamás y papás, si su hijo ha regresado al pañal, al tetero, a despertarse por la noche, la primera y única razón no es: porque usted se ha dejado manipular. Las regresiones en el desarrollo representan formas de protección, y lo primero que hay que buscar es: ¿protección de qué? ¿Qué es eso que pasó? Forzarlo a dejar el chupete, la cama de los papás, sin considerar qué hay detrás de ello, especialmente a través de la humillación, agrega trauma al trauma.
“Pero sí me doy cuenta que mi hijo no está donde pudiera estar”
¿Le diste bastante el tablet en pandemia y después de ella? ¿No le enseñaste las formas y los colores? No eran tiempos normales. Hiciste lo mejor que pudiste para sobrevivir un evento que nos cambió la vida. Y ahora poco a poco podemos buscar soluciones para las cosas que no salieron como hubiéramos querido. No te creas los discursos de culpa. No nos vamos a quedar de brazos cruzados en cuanto al desarrollo de nuestro hijos. Vamos a buscar ayuda. Pero por favor: desde la compasión hacia ustedes y sus familias, y con profesionales cualificados e idóneos para sus casos particulares. (¿Verdad que el cardiólogo no nos da diagnósticos ni tratamientos de ortopedia?)
La entrevista completa de la doctora Close la pueden encontrar en la página de Unicef.