Acudir por primera vez a un psicólogo nuevo, aunque no sea la primera vez que se acude a terapia, puede ser atemorizante. Se tiene la idea de que el psicólogo te va a analizar. Que va a descubrir tus secretos más guardados. Casi como si leyéramos la mente (no lo hacemos).
Antes de pedir ayuda, la persona probablemente habrá pasado un tiempo buscando sus propias soluciones. Al llegar a terapia, es probable que estés cansado y confundido.
Para ayudarte a bajar un poco de ese temor inicial, te cuento como es una primera sesión conmigo.
Lo primero que debes saber es que para poder ayudarte, yo necesito que te sientas cómodo de hablar sin pena. Conmigo podrás hablar como te fluya, con el lenguaje que te nazca, con las palabras que mejor te ayuden a expresarte. No tienes que preocuparte por sonar “proper” o correcto. Yo no voy a juzgarte ni a pensar mal de ti. Mi oficina es un lugar seguro.
Primero tomaré alguna información básica, como tus datos personales y un panorama general de tu situación familiar, laboral y de vivienda actual. Luego me contarás qué es lo que te motivó a buscar ayuda profesional. Yo te escucharé con atención y podré hacerte preguntas que me ayuden a irme haciendo una idea de cómo poder ayudarte mejor. Al final de esta primera sesión elaboraremos un plan de acción preliminar acerca de cómo podemos abordar juntos tu motivo de consulta.
Es importante saber que la terapia no solo se hace en la consulta. Entre sesiones a veces te puedo dejar tareas. Pueden ser sugerencias de cosas para pensar, técnicas de respiración, o incluso experimentos de comportamientos nuevos. La idea es que seas un participante activo de tu proceso de desarrollo personal. Como terapeuta, no te voy a decir qué hacer, ni darte soluciones prefabricadas; iremos construyendo juntos, nuevas maneras de relacionarte con las situaciones y personas que te rodean.
Espero que esta información sea de ayuda para que puedas iniciar una terapia psicológica en el momento que lo desees.
